viernes, 9 de mayo de 2008

Llera, pescador antiguo

Esta es la biografía de un antiguo pescador de Salinas, ha sido publicada en la edición 2008 de la revista de la Asociación de Vecinos de Santa María del Mar en la sección Nuestros Antepasados, la ha escrito José Antonio Rodríguez Alvarez, mi padre.

NUESTROS ANTEPASADOS: LLERA

José Félix Llera. Nació en Villaviciosa en el año 1888 y posteriormente se trasladaría a Gijón con su familia. En el año 1906, por lo tanto con 18 años, vino a Castrillón para trabajar en la mina de Arnao de la Real Compañía. Paraba de pensión en una casinas que había entre las Chabolas y la mina de Arnao en el lugar conocido como El Cepedo. Estando de pensión en las Chabolas conoció a una buena moza que se llamaba Aurora. Aurora Álvarez era carnicera y vendía carne por los pueblos. Llera y Aurora se casaron el 8 de febrero de 1910 y fijaron su residencia en San Martín de Laspra. Por lo que se ve eran inquietos en la fijación del lugar de la vivienda, de Laspra pasarían a La Maruca y luego a San Juan de Nieva para terminar definitivamente en el Agüil, en Salinas, en la casa paterna de su mujer Aurora donde los padres tenían una carnicería.
Llera trabajaría en la mina de Arnao hasta la huelga de 1914. No quiso ser esquirol y dejaría la Real Compañía Asturiana para trabajar de carpintero. Como carpintero estuvo en la construcción del Real Balneario de Salinas y también en la Fábrica de Maderas de San Juan. Trabajo también como factor en Renfe. Terminada la guerra civil fue requisado y participó en la reconstrucción de la Catedral de Oviedo.
No le duraban mucho los trabajos, Llera estaba destinado a ser un hombre libre no sujeto a horarios ni mandatos, su disciplina se la imponía el mismo. Así empezó una vida de autentico autónomo trabajando como carpintero de rivera construyendo lanchas y como pescador en todos los acantilados desde Bayas a Peñas. Lera era un gran carpintero y un extraordinario pescador, vivía de la mar y vivía para la mar. Eran sus profesiones para sacar adelante una familia de ocho hijos, en esta labor familiar también participaba activamente su mujer Aurora que regentaba un puesto en la antigua Plaza del Carmen de Salinas donde vendía carne y el pescado que pescaba su marido, sargos, roballizas, corvinas, panchos chipirones. Llera iba a pescar todos los días todos los días tenia que pescar y todos los días pescaba. Era habitual verlo con la vara al hombro y con la cesta enganchada en el brazo con aspecto de viejo lobo de mar. Tenía las manos curtidas y fuertes de exponerlas al salitre y de manejar los aparejos de pescar. En aquellos tiempos no existían carretes el sacar una pieza del agua, en ocasiones de peso superior a ocho kilos, sobre todo corbinas, era a base de manejar la línea con las manos.
Como carpintero de ribera trabajaba cuando el tiempo le impedía ir a la mar. Sus lanchas tenían gran aceptación pues eran muy marineras. La primera lancha que tuvo Don Juan Sitges, Director de la Real Compañía Asturiana de Minas, fue construida por Llera. Si destacaba como carpintero mucho más como pescador, conocía la costa como nadie no solo las puestas sino los pozos de las puesta que es donde están, como el decía los “peixes”.
Hasta aquí un breve repaso a la biografía familiar y laboral de este hombre. Pero lo verdaderamente interesante que hace de Llera un hombre diferente es su personalidad que es lo que nos inclina a acercar nuestra memoria al pasado y traer al recuerdo a una persona que en aquellos pasaba desapercibido pero que su visión de la vida, para los que lo conocimos, no puede quedar en el olvido.
Se puede decir que Llera era un bohemio en el sentido de mantener unas costumbres más o menos libres. Rebelde consigo mismo. Inteligente y un gran profesional en todo lo que hacia. Reservado en dar explicaciones sobre su profesión. Su aspecto de hombre serio y curtido por el mar imprimía cierto respeto.

En su juventud de Gijón estudio música y canto y formo parte de La Polifónica de Gijón como solista. Cuando yo le conocí ya tenia la voz bronca gastada por las muchas horas que pasaba expuesto a las inclemencias del tiempo en la mar. Lo que mantenía intacta era la memoria de las canciones y el extraordinario gusto con que entonaba las melodías de las estrofas en las que en su momento había participado en el coro.
Llera cenaba muchas noches un plato de cocido, que era lo que más le gustaba, en el Bar de José Antonio en Salinas (José Antonio era mi padre de ahí viene el conocimiento y el recuerdo que tengo yo de Llera). Recuerdo que se sentaba para cenar en una fría mesa de mármol blanco que había en la parte izquierda del bar. Muchas veces, después de cenar, y ya casi con la soledad del bar me llamaba para que lo acompañase en la sobremesa me empezaba contando un par de aventuras de su juventud pero lo que quería y más le gustaba era cantar, por lo bajín, fuerte tampoco podía, estrofas sobre todo de Zarzuela de los Gavilanes. Era tal el sentimiento que ponía en las canciones que se emocionaba y se le llenaban los ojos de agua. Yo era un “guajete” de 10 o 11 años, recuerdo que ver aquel hombre de carácter fuerte emocionarse y llorar me producía a mi también emoción y no sé si algún día terminamos llorando los dos uno de emoción y el otro, yo, de sentimiento.
Hay una anécdota que marca el ingenio de este hombre para mantener la independencia incluso en la distancia. Estando pescando en el Pical, en Arnao, observó que le estaban mirando con unos prismáticos desde una ventana de La Casona.. Se puso de espalda al observador y bajando los pantalones adoptó actitud de hacer una necesidad. Cuando se volvió para mirar a La Casona ya se había cerrado la ventana y retirado los prismáticos.
En cierta ocasión la Real Compañía cerró con unas portillas el paso a la costa que linda con la fábrica no duró el cierre ni veinticuatro horas pues Llera las quito y no se pusieron más.
Para los que no le conocían era complicada su actitud, el cesto de la pesca normalmente lo traía tapado con un trozo de saco, levantárselo para mirar era algo de muy mal gusto para él, te podías encontrar con una respuesta negativa y seria.
Dentro de este grado de independencia y profesionalidad que lo caracterizaba cabe destacar el celo que tenía con la herramienta de su profesión de artesano de la madera. Me cuenta Gerardo, su hijo, que el padre era un manitas para preparar la herramienta pero que nadie le podía usar ninguna, en ocasiones, dice, que su abuelo lo recriminaba diciendo que como iban aprender los hijos si no les dejaba tocar nada.
Hay otra faceta de Llera como tocar la guitarra, parece que solía acompañarse y hacer dúo con el Doctor Villalain muy aficionado también a la música y que tocaba el violín. También pintaba, dicen que pintaba muy bien, así me lo confirman su nieto Manuel y su hijo Gerardo. Todos estos rasgos son propios de un bohemio pero no de un bohemio de sombrero de pañuelo al cuello bastón y libro debajo del brazo que se siente en un café a presumir de bohemio Llera era un bohemio de espíritu de corazón de rasgos y de hechos.
Su profesionalidad en todo lo que hacia, su inteligencia y su cultura quizás sean difíciles de conjugar con actitudes que podían resultar extravagantes pero que lo hacían un hombre peculiar, un hombre diferente, un hombre que paso por este mundo con un estilo propio de vida que si era rebelde era consigo mismo y bueno para los demás. Por lo menos así lo conocí yo.


José Antonio Rodríguez Alvarez.

7 comentarios:

Toño dijo...

Vaya ladrillo, jeje

Anónimo dijo...

Más que emocionante, acabo de leerlo y me ha quedado una imagen nítida. Estoy viendo a "llera", lo veo, de verdad...gracias, Toño.


En el fondo de nuestro más preciado ser, sé que muchos de nosotros tenemos un "Llera" escondido. VIda dura de principios de Siglo, de feudos y señoritos, de duro cavar la veta, de miseria urbana...y de gente orgullosa e independiente, al que el calificativo de "bohemio" no le hace ni justicia...vivir de la pesca, de la vara de bambú...alucinante.

UN abrazo.

Jesús De La Torre Bermejo dijo...

aqui tenemos un buen ejemplo de actitud a seguir es impresionante la vida de llera y un gran relato por parte de tu padre de verdad que como dice carlos parece que lo estemos viendo.Seria un buen guion para una pelicula donde se demuestre o se vea la persona libre y emprendedora gracias por el momento agradable de lectura que he pasado y un saludo.
P.D.
No es broma de aqui sale una buena pelicula,y viviendo el hijo y el nieto se pueden recopilar mas datos

Soto dijo...

MUy buena biografía Toño, chapeau pá tu padre.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿Toño, no habrá ninguna foto con alguna corvina?...lo siento, no lo pude evitar...

Toño dijo...

No se Carlos, ya le preguntaré a mi padre, pero no creo, en esa época fotos de pesca sólo hacían los señoritos, además por lo que me han contao otros antiguos pescadores la mayoría de ellas les marchaban con todo.
Ya ves la foto que le pasaron los hijos a mi padre, con la corbata pintada.
De este Llera además de lo que me contó mi padre me han hablao otras personas que lo conocieron y me dicen que por aquellas la mar a veces se ponía negra de lubinas por donde la Peñona de Salinas y que Llera era el crack.

SalU2

Anónimo dijo...

Glub!...

LO de las corvinas ye una obsesion...en frejulfe, Otur...los vieyos me contaban que les largaban todo el sedal y a tomar...

Vete ahora...

La Mar no se paró nunca.

La mar no se paró nunca desde que Dios inventó el tiempo hace todos los años del mundo, el mundo no existía antes del tiempo, Dios inventó el mundo al mismo tiempo que el tiempo, el mar no se cansa nunca ... Madera de Boj - C.J.Cela