domingo, 9 de enero de 2011

Diario de un cazador

"Cuando la vi apeonar, a tiro, estuve apunte de sacudirla, pero aguardé por el placer de observarla. El sol rompió una nube y el campo se llenó de colores. De la parte de la derecha llegaron otras dos perdices cantando confiadamente. Luego se me ocultaron tras una avena y dejaron de cantar. Esperé un rato y salí a por ellas. Las suponía encamadas y llevaba a punto la escopeta. El bando de lo menos veinte se me levantó a los pies. Iban apiñadas y yo tiré al bulto y descolgué tres. No me atreví a tirar el segundo por miedo a perder las tres primeras y luego, en la bicicleta, me pesó."

Miguel Delibes - 1955

1 comentario:

FRANMIRON dijo...

Era casi un chaval cuando leí este libro, y para uno que no es muy lector he de decir que enseguida me enganchó, gran relato para los que algún día prácticamos la caza.
Gran maestro Delives y gran cazador.

La Mar no se paró nunca.

La mar no se paró nunca desde que Dios inventó el tiempo hace todos los años del mundo, el mundo no existía antes del tiempo, Dios inventó el mundo al mismo tiempo que el tiempo, el mar no se cansa nunca ... Madera de Boj - C.J.Cela